domingo, 15 de octubre de 2017

La hechicera que embrujó al cuervo

La imagen es famosa. Un ya mayor y bastante desnudo Le Corbusier, pinta un mural y mira a la cámara con desenfado.

Era 1938 y estaba de huésped en E1027, la casa de vacaciones diseñada y habitada por Eileen Gray.

Ella era una mujer muy poco convencional. Irlandesa, nacida en 1878; hija de un pintor que, cosa rara para la época, alentó los intereses artísticos de su hija. Se inició como pintora, estudiando en academias de bellas artes; luego fue aprendiz de laqueado en un taller del Soho en Londres; y finalmente, luego de la primera guerra mundial, se dedicó al diseño de interiores. 

Su primer proyecto, el departamento de Madame Mathieu Lévy, próspera dueña de una boutique en Paris, incluyó el diseño de varios muebles que buscaban liberar el espacio de cachivaches - moda de la época - y centrar la atención de los visitantes en pocos elementos puntuales. Este enfoque es una novedad del siglo XX y, para bien o para mal, colocó a Gray, en la mente de los críticos, dentro del grupo de "modernos". Cosa que no le hizo mucha gracia.


Bibendum chair, inspirada en el muñeco de Michelin,
de quien toma el nombre (upload.wikimedia.org)


Ella no quería pertencer a grupo alguno, y mucho menos codearse con quienes ya se estaban consolidando como una élite snob y arrogante. Lo suyo fue una natural transición del art nouveau, en busca de progrsar con nuevos materiales. "En un momento en que otros diseñadores eran casi todos hombres y en su mayoría miembros de un movimiento u otro, ella permaneció incondicionalmente indpendiente" (Marciani, 2014).

Sin embargo, la fama de sus proyectos en Paris sí le sirvió para tener un próspero negocio de muebles y diseño interior durante el período entreguerras. Luego de la segunda guerra, sin embargo, tuvo una vida mucho más reclusiva y fue casi olvidada. 

Un aspecto que no le jugaba a favor, en una sociedad que pensulaba entre el conservadurismo y la venguardia, era su abierta bisexualidad y sus frecuentes cambios de pareja: la cantante Marie-Louise Damien y el arquitecto Jean Badovici fueron probablemente los más estables.

Con él vivía, al momento de diseñar E1027, entre 1926 y 1929. El nombre de la casa, de por sí una innovación, hace referencia a las iniciales de los nombres de ambos. Mientras que ésta sigue muchos de los principios de simpleza de forma y fluidez de espacios de la modernidad, Gray logra introducir a la casa la magia de la domesticidad, hasta el momento completamente ingnorada por los pioneros. La arquitecta habla de crear "una casa como un organismo vivo" que sirva "a la atmósfera que la vida interior requiere". 

Tiempo después, ella declaraba que la arquitectura moderna era de "una higiene que mata de aburrimiento". La referencia a la absurda cantidad de baños que Le Corbusier introduce en casas como la Villa Savoye (1928-32) no pasa desapercibida.

E1027, en Roquebrune-Cap-Martin
(ArchDaily)

E1027, habitación principal en su estado original
(dezeen.com)


Eileen Gray no cedió. No aceptó invitaciones a tertulias, no quiso ir a los CIAM, se rehusó a ser "embajadora" de la modernidad, y, sobre todo, no quiso vender su casa a Le Corbusier, luego que éste le manifestara su admiración por la misma, en una comunicación personal (Colomina, 2014). 

Badovici, quien sabe si, como tantos, cegado por una inmerecida admiración a Le Corbusier, logra convencer a Gray y fomenta que el arquitecto de moda pinte los ocho murales, dentro y fuera. Se ha interpretado que algunos son de caracter obceno; otros hacen referencia al hecho de que los dueños de la casa no tuvieran hijos.

Casi al mismo tiempo, la relación entre Gray y Badovici termina; la casa es abandonada.

La misma Gray consideró los coloridos murales un acto vandálico. Hay quién dice que estos fueron producto del despecho de Le Corbusier por haber descubierto una obra excepcional, de una modernidad que él hubiera querido lograr, y cuya autora (¡una mujer!) se negaba a venderle. La domesticidad de la casa, su relación sana con el contexto - aspecto en el que él, hasta ese momento, había fallado - la falta de compromiso con dogmas que aten forma y función, fueron sin duda aspectos que causan la admiración del, ya entonces, consagrado maestro.

Le Corbusier, pintando, en E1027
(thecharnelhouse.org)
E1027, habitación principal,
luego de la intervención de Le Corbusier (ArchDaily)

La casa no volvió a ser ocupada, y durante la guerra fue gravemente dañada; su restauración es de data reciente. Los murales, por supuesto, se han mantenido.

Años después, el arquitecto moriría ahogado a poca distancia de esa casa en Roquebrune-Cap-Martin, donde él mismo tenía su cabanon, consturido poco después de la casa de Gray, dominándola visualmente desde lo alto del acantilado (Colomina, 2014)

¿En cuanto a Gray? Tras ser "re-descubierta" en los últimos años de su vida por el diseñador Zeev Aram - quien organizara la exposición en su honor y se dedicara a publicitar su obra - muere a los 98 años, sabiéndose revindicada como una de las grandes diseñadoras del siglo XX. 

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Referencias:

Colomina, Beatriz (1998) "Frentes de batalla E.1027". En Circo, n. 53.
Delgado, Miguel A. (2016) "Eileen Gray, la arquitecta feminista arrasada por Le Corbusier". En www.elespanol.com
Marciani, Florencia (2014) "Eileen Gray 1878-1976". En www.undiaunaarquitecta.wordpress.com
Moore, Rowan (2015) "Eileen Gray's E1027: a lost legend of 20th-century architecture is ressurected". En www.theguardian.com

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Termino de escribir esto en el Market Place de Cambridge. A mi alrededor, los cuervos gaznan. No tengo nada contra ustedes; mala pata que aquel arquitecto de moda decidiera adoptarlos como pseudónimo. 

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