martes, 31 de julio de 2018

Percepción sinestésica

Abraham Moles, ingeniero de origen, físico y filósofo, dedicó gran parte de su vida a establecer los nexos entre la estética y la teoría de la información. Los medios de comunicación de masa fueron su punto de partida, y los productos culturales que de ellos se derivan. Dentro de este enorme universo, una de sus fascinaciones fue el kitsch.

En su obra titulada El kitsch. El arte de la felicidad (1971, publicado originalmente como Psychologie du Kitsch. L'art du bonheur), Moles nos ofrece cinco principios que nos permiten distinguir situaciones, actos y objetos kitsch:

1. Principio de inadecuación
2. Principio de acumulación
3. Principio de percepción sinestésica
4. Principio de mediocridad
5. Principio de confort

Para hablar de nuestro tema del mes, la obra de arte total, me quiero referir al principio de percepción sinestésica. Moles describe este principio como 
"asaltar el máximo de canales sensoriales simultáneamente o de manera yuxtapuesta. El arte total, el sueño permanente de nuestra época, corre en todo momento el riesgo de volverse kitsch [...] La multiplicidad de los canales interfiriendo sin reglas ni medida con los sistemas nerviosos centrales de integración, aparece como un fin en sí mismo. Tanto en el casos de los relojes de carillón como en el de las botellas de licor decoradas con filos de oro y con música, o en el caso de los libros perfumados [...]." (p 74)
No toda obra de arte total y no todo evento que incorpore la percepción sinestésica son, necesariamente, kitsch, pero como el autor señala, hay un riesgo.

Lo opuesto a la percepción sinestésica es la restricción (Goffman, 1951; Jones, 1987). Consiste en la privación de estímulos externos o accesorios, con el fin de focalizar la atención del espectador en un sólo tipo de experiencia, o en un aspecto muy específico de la misma. Algunas catas realizadas con los ojos vendados y en ambientes insonorizados, o la música de cámara con sólo unos cuantos instrumentos en escenarios sin decorado son ejemplos de este tipo de situación, también conocida como "cultivación negativa".

Mientras que la percepción sinestésica apela a todos los sentidos para zambullirnos en una experiencia lo más global posible, la restricción nos lleva al esfuerzo de ignorar todo lo que nos rodea en pos de una experiencia estética centrada en un sólo estímulo que evoque, en la imaginación del espectador, una serie de asociaciones y un goce profundo. En la primera, es espectador tiene opciones: sonido, narrativa, escenografía, efectos visuales, etc., de modo que si uno de sus sentidos no se siente agradablemente estimulado, están los otros para llenar el vacío.

Un gran ejemplo de este tipo de experiencia son los conciertos del músico holandés André Rieu. Rieu, violinista de origen, ha formado una orquesta de músicos y solistas, y sus conciertos de música "clásica" presentan extractos conocidos de piezas famosas ("Brindisi" de La Traviata, "Habanera" de Carmen, "Grande Marche" de Aida), fragmentos de soundtracks de películas y canciones populares. Los trajes de los miembros de la orquesta y el coro (visiblemente "antiguos", con gestos que recuerdan al siglo XIX), la escenografía (que a veces hace referencia a un templo griego, otras a un castillo medieval, otras a un desfile militar), los "otros estímulos" (espumante, cerveza y hasta salchichas, para ser consumidos por los espectadores), las actuaciones aparentemente improvisadas de algunos miembros del coro y la orquesta y, por sobre todo, el que Rieu invite a los asistentes a pararse, cantar, bailar y brindar, hacen que estos eventos sean multitudinarios.



Es, sin duda, tremendamente kitsch (y eso no tiene nada de malo).

Hay quienes argumentan que este tipo de eventos degradan la cultura y la banalizan (Vargas Llosa, 2012). Hay quienes responden que, por el contrario, se ofrece al público obras de calidad, de un modo más digerible y ameno. Eventualmente, se argumenta, este tipo de arte puede llevar a que las personas no tengan temor ante lo tradicionalmente considerado como "arte culto".

Las experiencias restrictivas, por otro lado, apuntan a un grupo mucho menos numeroso, cultivado, con una serie de conocimientos previos que le permitan el nivel de abstracción y la concentración necesarios para el tipo de experiencia. Un concierto de cello, en el que el músico y su instrumento son el único estímulo visual a un público que debe permanecer en silencio durante cerca de dos horas, requiere de cierta preparación.

Hace poco tuve una experiencia personal al respecto. Se presentó Carmina Burana (Carl Orff, 1935-36) en el Teatro Nacional, en una puesta a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional, el Coro Nacional y el Coro Nacional de Niños. Hasta ahí, nada fuera de lo común. Sin embargo, la puesta estaba centrada en una coreografía a cargo del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo de Bogotá. Los miembros del coro y el cuerpo de baile invitado invadieron el escenario, disfrazados, para representar coreografías diversas, rodeados de una escenografía que evocaba parte del texto de la obra de Orff. Luego de "Fortuna Imperatrix Mundi", cerré los ojos y no los volví a abrir hasta los aplausos finales, excepto por uno que otro vistazo que no hacía más que confirmar que estaba mejor con los ojos cerrados.

No me considero una persona especialmente culta, y mucho menos elitista. Pero sí es cierto que, en el contexto de la pieza en cuestión, la puesta en escena era una distracción que forzaba la imaginación a desaparecer. Las posibles evocaciones de la potente música de Orff quedaban restringidas a las imágenes que el coreógrafo decidió plasmar y, a mi modo de ver, anulaban al público la gran tarea de evocar libremente. 

Es, por supuesto, una opinión discutible.

La obra de arte total, dentro de su globalidad, nos da la tarea hecha. Nos dice que mirar, qué sentir, qué imaginarnos.

Wassily Kandisnky lo entendió de un modo muy particular. Al escuchar Lohengrin de Richard Wagner, relata que su imaginación se llenó de imágenes, una especie de cuadro mental (Gompertz, 2013 [2012]), que poco a poco lo inspiraría a presentar pinturas en las que ofrecía al espectador esa misma posibilidad de evocación que la música, como arte esencialmente abstracto, nos puede ofrecer. Inspirado en la música de Arnold Schoenberg, Kandisnky "compone" Impresión III (Concierto). Sin ser el mejor de los cuadros del pintor, es, probablemente, el primero en el que no nos es posible distinguir ningún elemento evocativo. Se trata de una invitación a ejercitar nuestro propio intelecto y buscar nosotros mismos nuestra propia evocación, nuestra propia memoria, nuestra propia imagen.

Wassily Kandinsky, 1911 - Impresión III (Concierto)

Mucha gente no le tiene paciencia al arte abstracto. Prefieren el relato.

Parte de la riqueza del arte y de lo que nos puede ofrecer está en la posibilidad de dejarse envolver completamente por él; de rendir nuestros sentidos a una experiencia que nos englobe. Parte de esta riqueza, también, consiste en elegir qué fragmentos y qué estímulos queremos, y cuál es el rol que nuestra propia imaginación y el ejercicio de la misma juegan en la experiencia estética. La invitación está hecha.

Referencias:

Goffman, E. (1951) Symbols of Class Status. The British Journal of Sociology, Vol. 2, No. 4. pp. 294-304.
Gompertz, W. (2013 [2012]) ¿Qué estás mirando? 150 años de arte moderno en un abrir y cerrar de ojos. Madrid: Taurus.
Jones (1987) Curators, Creators and Consumers. Leonardo, Vol. 20, No. 4. pp. 353-360.
Moles, A. A. (1971) Le Kitsch. L’art du bonheur. Paris: Maison Mame.
Vargas Llosa, M. (2012) La civilización del espectáculo. Madrid: Alfaguara.

domingo, 22 de julio de 2018

(Gesamtkunstwerk) o la Obra de Arte Total: Escultura, Piano y Mar

Debo admitir que cuando propusieron el tema de este mes, Gesamtkunstwerk, me quedé en blanco. No hablo alemán, entonces la palabra no me decía mucho. Me lo explicaron:
"Es un término usado para definir un trabajo ambiental en el cual se incorporan pintura, escultura y arquitectura. El ejemplo perfecto es el “Éxtasis de Santa Teresa (1640 y algo...), de Bernini."
Entonces me puse a investigar sobre el tema y me puse a pensar en una obra que cumpliera con las condiciones. Confieso que no ha sido fácil.

Cuando comienzo a investigar, las referencias me llevan al compositor alemán Richard Wagner quien utilizó el término en 1849 en dos ensayos que mencionaban sus ideales estéticos sobre la unión de todas las artes. Es más, en el ensayo La obra de arte del futuro, el concepto se hace la base central de sus composiciones. Antes de Wagner, en 1827, el filósofo y escritor alemán KFE Tranhdorff ya había utilizado el término, bajo la misma idea de unificar las artes.

Wagner decía que las artes se habían separado en la Antigua Grecia después de la caída de Atenas. Según Wagner, inicialmente las artes (la palabra, la música y la danza) estaban todas unidas en armonía. Según esta idea, las artes debían reunirse en el teatro, como lo menciona en Ópera y Drama de 1852. Se acerca también a la idea de Baudelaire, "synesthesia", donde todos los sentidos se mantienen alerta y aprecian de mejor manera la experiencia. De esta forma, incentiva a los artistas a refinar sus reacciones a las emociones y que exterioricen los estados ocultos de sus sueños (Encyclopædia Britannica).

Todas las ideas que propone las pone en práctica en la tetralogía El Anillo de Los Nibelungos, intentando que todas las artes (la música y la ficción, la danza y el gesto) se unan cumpliendo un único propósito. Los videos a continuación no son las óperas de Wagner, son la representación que Fritz Lang hace de la obra del compositor.


El Anillo de los Nibelungos (Primera Parte), dirigida por Fritz Lang.

El Anillo de los Nibelungos (Segunda Parte), dirigida por Fritz Lang.

La influencia del Gesamtkunstwerk es notoria en arquitectura, desde el Art Nouveau hasta el Movimiento Moderno, que se basan en un concepto de "diseño integral". Pero no es por este camino que quiero ir.

Se me vienen a la cabeza obras como El Peine del Viento XV (Eduardo Chillida + Luis Peña Ganchegui, San Sebastian, España) o el Órgano de Mar (Nikola Bašić, Zadar, Croacia). No son, exactamente, obras que tengan pintura, escultura, y arquitectura, como en la primera explicación. Tampoco, son obras de teatro que conjuguen la palabra, la danza y la música. Pero creo que pueden encajar en el concepto del Gesamtkunstwerk. 


Peine del Viento XV, Esculturas de Eduardo Chillida y plataforma de Luis Peña Ganchegui. San Sebastian.



Sea Organ by Nikola Bašić, Zadar, Croacia 

Las obras que propongo se encuentran ambas en las orillas de sus respectivas ciudades. Son obras totales que interactúan con el espectador, que son ambientales. Ambas son obras del hombre, que intentan transformar la obra de la naturaleza. Artificio y paisaje en armonía y movimiento. Una está rodeada del sonido del mar, de las olas. La otra hace música con ese mismo mar. Una se niega a ser sólo escultura, forma  y material, para intentar ser parte del mar, del viento y del paisaje… y de esa forma cautiva y mantiene al espectador alerta para la experiencia. La otra se rehusa a ser sólo un órgano, para ser parte del mar y convertirlo en música, para dejar al espectador acercarse y sentarse en sus escalones, espectador alerta al sonido y al mar... y de esa forma hacerlo parte de la obra total.




Referencias.
Lockspeiser, E. (2018). Claude Debussy. In Encyclopædia Britannica. Encyclopædia Britannica. Published June 28th, 2018 https://www.britannica.com/biography/Claude-Debussy Accesed July 20th, 2018

Wikipedia contributors. (2018, May 13). Gesamtkunstwerk. In Wikipedia, The Free Encyclopedia. Retrieved 00:04, July 21, 2018, from https://en.wikipedia.org/w/index.php?title=Gesamtkunstwerk&oldid=841067243

Rehn Wolfman, U. (2013, March 12). Richard Wagner's Concept of the 'Gesamtkunstwerk'. In: Interlude. Retrieved July 20, 2018, from http://www.interlude.hk/front/richard-wagners-concept-of-the-gesamtkunstwerk/

García Bello, D. (2016, October 21). El Peine del Viento de Chillida: Materia, forma y lugar. In: Cuaderno de Cultura Científica. Universidad de País Vasco. Cátedra de Cultura Científica. Retrieved July 20, 2018, from https://culturacientifica.com/2016/10/28/peine-del-viento-chillida-materia-forma-lugar/ 

lunes, 16 de julio de 2018

Michelangelo Buonarroti y la Obra Total


El tema de este mes es Gesamtkunstwerk. Como bien lo explica Marissa Consiglieri en su entrada anterior en el blog, el término alude a la obra de arte total, una que incluya arquitectura, pintura y escultura.



Desde que elegimos el tema, varias ideas han rondado mi mente  y siempre he vuelto a la misma. Así que será de ese tema del que hablaré: de Michelangelo Buonarroti (Caprese 1475-Roma 1574) y su obra en la Capilla Sixtina donde queda recreado el génesis en la bóveda y el Juicio Final en la pared detrás del altar, es decir la creación del hombre y también su extinción. 

Michelangelo es de esos talentos únicos, con la misma destreza para la escultura, la pintura, la arquitectura y la poesía. Nacido en una familia arraigada muchos años en Florencia, pero ya sin bienes ni dinero, el le relata a Giorgio Vasari (1511-1574) que probablemente si su vocación fue la escultura, es porque lactó la leche desde que nació al tener una nodriza de leche, hija, esposa y madre de picapedreros.

De la triada de genios del Cinquecento, Leonardo Da Vinci (1452-1519), Michelangelo Buonarroti y Raffaelo Sanzio (1483-1420) a la que podríamos agregar algunos más como Tiziano Vecellio (c.1488-1576) o Donato Bramante (1444-1511), desde mi perspectiva personal, Michelangelo  es el que yo llamaría el genio total. Si Leonardo es el inventor de una mente distraída por mil inquietudes y Raffaelo es bello con su perfección en el tratamiento de la pintura, Michelangelo es sublime. Todo aquel que ve la Capilla Sixtina no puede sentir más que estupor ante la posibilidad de ver su visión aterradora del mundo y al mismo tiempo su recreación del nacimiento de  la humanidad. Y pensar que un hombre solo, con un asistente para ayudarlo a pegar los cartones y realizar el fresco pudo hacer todo eso, es lo que deja sin aliento, lo que impacta al visitante, lo que nos hace trasladarnos en el tiempo y tratar de entender a Michelangelo y a su genialidad sin límites. 

Michelangelo nunca se sintió pintor. Su pasión por tallar el mármol lo llevó a obsesionarse con lo que para él hubiera sido el encargo más importante de su carrera: La Tumba de Julio II, el papa Giuliano della Rovere (1443-1513) que nunca llegó a concluir  y a la que según su biógrafo  y amigo, Ascanio Condivi (1525-1574) llamó La Tragedia del Sepulcro  y que le tomaría cuarenta años concluir, desde 1505 hasta 15045,  en que el Papa Pablo III (Alesssandro Farnese 1468-1549) llega a un acuerdo con la familia della Rovere.

¿Por qué la Capilla Sixtina es una obra total? Quizás la razón es que Michelangelo trabaja la pintura como si fuera una escultura e incluye en la bóveda una arquitectura fingida que anticipa los techos barrocos y da la sensación de ser verídica. Cuando comienza a trabajar en el techo de la Capilla Sixtina hacía casi veinte años que no pintaba al fresco. Después de su breve paso por el taller de Domenico Ghirlandaio (1449-1494), Michelangelo entra al Jardín de San Marco, dirigido por un  discípulo de Donatello (1386-1466) , Bertoldo da Giovanni (C.1420-1491). Ubicado en la Piazza San Marco, en la Via Larga, donde estaba el Palazzo Medici, el jardín era un espacio que había sido creado por Lorenzo de’Medici y que estaba lleno de esculturas de la Roma antigua, para que los estudiantes se inspiraran al momento de dibujar y esculpir. Es ahí donde lo descubre Lorenzo, apodado il Magnifico, por su mecenazgo y condiciones diplomáticas. 

Si bien había aprendido los secretos del fresco a los trece años en el taller de Ghirlandaio, tenía mucho tiempo sin ponerlos en práctica.

Michelangelo le dice a Condivi que siente que es Bramante, su archienemigo, el que ha convencido al Papa Julio II, apodado il papa terribile, por su terribilitàque también caracteriza a Michelangelo, que le dé el encargo, con la intención de que fracase, se olvide de la tumba y concentre sus energías en avanzar con el proyecto de la nueva Basilica de San Pedro que le había sido encomendada a Bramante. 

http://zeteojournal.com/wp-content/uploads/2016/05/Michelangelo-Figure-1-Ceiling.jpg


Las nueve escenas centrales, tres dedicadas a Noe, tres a Adán y tres a la Creación y pintadas en ese orden están rodeadas por elementos arquitectónicos y dos jóvenes desnudos (los ignudi) en las posiciones más contorsionadas del cuerpo humano para otorgarle a Michelangelo la libertad de poner en práctica lo que había buscado en la escultura, también en la pintura. 

Michelangelo no pinta santos idealizados, pinta hombres corpulentos, en los que cada músculo de su anatomía ha sido estudiado durante el período en el que se dedicó a diseccionar cadáveres clandestinamente. 


Cada escena tiene a su lado columnas, marcos fingidos, para dar la impresión de ser un espacio arquitectónico verídico. Los lunetos y las pechinas representan a los antepasados de Cristo y son personajes aterradores, quizás porque esa es la concepción  que Miguel Angel tiene de la familia. Su relación con su padre fue siempre conflictiva  y desde que Miguel Angel comenzó a producir, el padre empezó a depender económicamente de él. 

La complejidad teológica de la Capilla Sixtina es de tal envergadura que aunque Michelangelo  lo niegue, la tesis común, muy bien argumentada por Ross King, sostiene que tiene que haber sido asesorado por un equipo de teológos, dirigidos por el fraile augustino Egidio da Viterbo (1472-1532) y su equipo de pensadores. 



La Capilla Sixtina le tomaría cuatro años, desde 1508 hasta 1512. El andamio, diseñado por el propio Michelangelo, sería trasladado al extremo opuesto en 1510. Cuando ve lo que ha realizado con sus propias manos y deja atónito a todo aquél al que el Papa le da acceso, se da cuenta que tiene que cambiar la escala. La escena más famosa, aquella del nacimiento de Adán será la primera en beneficiarse de este nuevo tratamiento que Michelangelo le dará a las escenas de la Creación. Dios es un hombre que le traslada toda su sabiduría a otro hombre a través de dos manos que no se tocan.




Mientras la Sibila Delfica es de los personajes más femeninos que Michelangelo pintará en la Capilla Sixtina, la Sibila Cumaea es masculina, corpulenta, formidable. La leyenda dice que Apolo le ofreció un don. Ella cogió un puñado de arena y pidió tantas vidas como granos de arena tenía en sus manos, pero no pidió juventud. Michelangelo la retrata inmensamente poderosa, fuerte, pero sostiene el libro donde lee sus escritos a la distancia porque carece  del poder  de la visión sin limitaciones


Michelangelo  lo ha logrado todo, pintura, escultura, arquitectura, en la bóveda de la Capilla Sixtina. Todavía no es oficialmente un arquitecto. No lo sería hasta que el Papa Pablo III lo nombrara arquitecto de San Pedro. Será este mismo papa el que le  pedirá  que pinte  El Juicio Final, muchos años más tarde,  entre 1536 y 1541.  Michelangelo vuelve a   trabajar al fresco, más de veinte años después de haber terminado la bóveda.  Esta vez, con muchos más años, la misma terribilità acentuada, harán que recree una  visión atormentada del fin del mundo, casi  apocalíptica. Dios como hombre ha venido a juzgar a los otros hombres. La iglesia sigue siendo triunfante, militante y purgante, pero la visión que Michelangelo tiene de la humanidad es aterradora. Los condenados van a la barca conducida por Caronte, para ser llevados donde Minos y Radamante los jueces del infierno. Aquí ya no hay arquitectura fingida, pero hay una humanidad que ha llegado al extremo escultural. Es un infierno dantesco porque está basado en La Divina Comedia, que Michelangelo recitaba de memoria. 

 Dios es un hombre joven  y musculoso, San Pedro un santo que convoca furia y fortaleza, Eva una mujer con cuerpo casi masculino porque para Michelangelo , como para los griegos, la perfección estaba en el cuerpo masculino.  Es una obra pictórica donde la escultura es más evidente que la pintura. El Juicio Final de Michelangelo  es portentoso, un trabajo para que el que hubo que remover un fresco previamente hecho por Pietro Perugino (1443-1526)


 y una pared cuyo arriccio, la argamasa que se ponía sobre el muro y dejaba secar, preparó su amigo Sebastiano del Piombo  (1485-1547). Michelangelo ya había desarrollado su propia receta para el intonaco, el yeso que debía aplicarse sobre el muro a ser pintado porque el secreto del arte del fresco consistía en que los pigmentos, meticulosamente preparados, se adhirieran al intonaco  húmedo. 






Michelangelo, hoy es recordado, precisamente por las obras que no quiso hacer: la Capilla Sixtina y la Cupula de San Pedro. Durante su larga vida trabajó para nueve papas y lo hizo cuando aún era un adolescente para el mecenas más importante de la península, el mismo un poeta y amante de las artes, Lorenzo, il Magnifico. Si bien la arquitectura es fingida parece real y Michelangelo está descubriendo un oficio al que todavía no sabía dedicaría los últimos años de su vida. Al trabajar la pintura como escultura y desde luego la arquitectura también más adelante, Michelangelo se está revelando como el artista total, único e insuperable, el Divino, como lo llamaban sus contemporáneos y todavía, creo yo, a pesar de los artistas  y arquitectos que surgieron a lo largo de los siglos después suyo, nadie ha llegado a esa capacidad productiva, a ese vivir solo para el arte y del arte, a esa genialidad que se despliega en las cuatro artes que practica, la pintura, la escultura, la arquitectura y la poesía. Su experiencia en el Palazzo Medici, acogido por Lorenzo de’ Medici y por su Círculo Platónico, lo marcará para siempre. 


Y todavía, mirar la obra de Michelangelo  y su evolución a lo largo de los años, su impresionante capacidad productiva es algo que sigue causando ese estupor, que nos quita el aliento y nos hace pensar que lo formidable no tiene que ser bello, porque desde luego los personajes que salen de la mente de Michelangelo, con la excepción del Adán de la Creación, no lo son, pero son extraordinarios, sublimes, como lo es toda su obra. 



ReferenciasCONDIVI, Ascanio. The Life of Michelangelo. Pennsylvania: The Pennsylvania State University Press.HALL, B, Marcia. (2005) (editor) Michelangelo´s Last Judgement. New York : Cambridge University PressKING, Ross (2003) Michleangelo and the Pope´s Ceiling. New York. N.Y: Penguin BooksVASARI, Giorgio (1998) The Lives of the Artists Oxford: Oxford University Press   

lunes, 9 de julio de 2018

Gesamtkunstwerk

Este mes de julio nuestro tema es Gesamtkunstwerk. ¡Sí! Por si no se han dado cuenta, nosotras somos poco predecibles. Mes de julio, mes de la Patria; nosotras, sin embargo, dedicaremos el mes a la obra de arte total.  Es decir, a una obra ambiental que incorpora pintura, escultura y arquitectura.

Primero pensé contarles un poco sobre el Triunfo del sagrado nombre de Jesús (1676-79) de Baciccio, después dije “no”, mejor el Éxtasis de Santa Teresa (1645-52) de Bernini, finalmente decidí retroceder en el tiempo y contarles sobre la domus romana porque me parece interesante encaminar la discusión sobre este ejemplo de vivienda romana, de los periodos republicano e imperial, desde la perspectiva de la obra de arte total.

¿Difuminando límites? Definitivamente. Por un lado, en los edificios de la Roma antigua, la pintura y escultura estaban subordinadas a la arquitectura. Es decir, la razón de ser de la pintura y la escultura es la de embellecer la arquitectura. Por el otro, en un Gesamtkunstwerk, todas las formas de arte utilizadas tienen la misma jerarquía. Es una suerte de trabajo en colaboración en el que todos los compenentes artísticos contribuyen, se complementan y completan la obra. Aunque, si lo pensamos bien, esto es debatible. ¿Existiría el Éxtasis de Santa Teresa si no existieran ni la iglesia de Santa María de la Victoria ni la capilla Cornaro dentro de ella? Y, ¿no fue el grupo escultural de Bernini hecho para embellecer la capilla y, por lo tanto, la iglesia? Ustedes dirán.

Para comenzar, creo que vale la pena explicar un poco la domus.

El término, que significa ‘casa’, refiere, específicamente, a un tipo de vivienda unifamiliar; esa que ocupaban los patricios, la gente de las clases alta y media alta y algunos esclavos liberados muy pudientes.  

Gracias a restos encontrados, entre los más completos tenemos los de Pompeya, y a los expertos, restauradores, historiadores, arqueólogos, etc., hoy contamos con representaciones gráficas (plantas, alzados, axonometrías, secciones, reconstrucciones volumétricas y otros) que nos dan a conocer cómo eran la estructura interior y exterior, la distribución de las habitaciones y el recorrido espacial de una domus típica.


Domus romana, planta tipo  
En: https://www.khanacademy.org/humanities/ancient-art-civilizations/roman/beginners-guide-rome/a/roman-domestic-architecture-domus (Recuperado: 8/9/2018)

Domus romana, perspectiva mostrando la distribución y el recorrido espacial (1947), litografía. 
En: https://www.pinterest.co.uk/pin/759208449653246013/ (Recuperado: 7/6/2018)


Domus, maqueta. Universidad de Pennsylvania
En: http://www.vroma.org/~bmcmanus/upenndomus.html (Recuperado: 7/4/2018)

Naturalmente, las características de la casa variaban de acuerdo a la invención del arquitecto y las aspiraciones, necesidades y posibilidades del dueño. (Becker, n/d) A continuación, por ejemplo, vemos la planta de la Casa del Menandro, una vivienda unifamiliar que fue creciendo con el tiempo y que llegó a ocupar hasta 1, 800 m2, (Lorenz, 2014)

Add capt

Casa del Menandro, planta (S.III a.C. ), Pompeya.
En:  http://eprints.nottingham.ac.uk/29644/1/KGLorenz_Rhetoric.pdf (Recuperado: 7/9/2018)


Además, con la evolución de la arquitectura e ingeniería, algunos de los más ricos y poderosos construirían viviendas con características similares a las de las edificaciones públicas más remarcables, pero eso ya es tema para otra entrada. (Wallace-Hadrill, 1988) 

Regresando a lo nuestro, ¿por qué considero, entonces, la antigua casa romana como una obra de arte total? Porque la domus misma era una obra de arte y, además, albergaba, casi por obligación, piezas representativas de las artes plásticas tradicionales de la época.

Para comenzar, los materiales utilizados para levantar la domus tipo eran, relativamente hablando, ‘pobres’. El armazón, o sea las postas y/o columnas que sostenían la estructura podían ser de madera, ladrillo cocido, o, en algunos casos, piedra. Estos soportaban a una cubierta (techo) compuesto de ramaje o paja muy tupidos, o, en algunos casos, de tejas de arcilla cocida. Para las jambas de las puertas se utilizaban los mismos materiales de las postas y columnas. Los muros estaban hechos de adobe, ‘crudo’ – una argamasa compuesta de tierra, piedras y arena. Los suelos eran de tierra apisonada.

Como comprenderán, todo esto, sin ningún tipo de ornamentación resultaría un cobijo, nada más. Lo que convierte la domus en una edificación fascinante es su decoración.

En casi todas las viviendas, el área social, o ‘noble’ – compuesta por el atrium (sala de recibo), tabliniun (oficina del dueño de casa), el triclinium (el comedor) y, cuando lo había, el perystilum – era la más ornamentada. Es en esta zona, primordialmente, dónde se encontraron magníficos ejemplares artísticos. Antes de pasar a ellos, sin embargo, quisiera mostrarles el atrium porque la estancia es en sí una obra de arte.

Dibujo que muestra la configuración del atrio. 

El atrium era, casi siempre, la única habitación que se comunicaba con el exterior a través del vestibulum, cosa que facilitaba al dueño de casa (pater familias) la vigilancia de los ‘ires y venires’ de ocupantes y visitantes de la domus. Esta habitación, entonces, funcionaba como sala de recibo, hall de distribución, y, muy importante, fuente de luz, aire fresco y agua. Los tres últimos eran provistos por dos elementos que demuestran el ingenio de los diseñadores y constructores romanos: el compluvium y el impluvium.

El compluvium era un vano rectangular en el centro del atrio. El vano estaba enmarcado por ‘labios’ del techo colocados a vertiente invertida, de tal forma que estos conducían el agua de la lluvia hacia un estanque rectangular, el impluvium. Este estanque, cavado justamente debajo del compluvium, recogía el agua que luego se llevaba a cisternas excavadas en suelo, y se guardaba para el abastecimiento diario.


Casa del Menandro, atrium (s. III a.C.) Pompeya
En: http://carlosmeliablog.com/2016/05/two-hours-exploring-the-ancient-roman-ruins-of-pompeii/ (Recuperado: 7/7/2018)


Como se puede apreciar en el atrio de la Casa del Menandro, además de sus funciones prácticas, el vano que deja pasar la luz y el espejo de agua contribuían al  ambiente agradable y acogedor de la estancia. Esto se complementaba bellamente con piezas realizadas con diferentes técnicas artísticas.

Caso en punto, la escultura encontrada en La casa del Fauno que luce igualmente espectacular como elemento central del impluvium, o como figura jugetona bailando sobre el borde del impluvium.  Este último fue el emplazamiento original de la escultura. ¡Lástima que no queden restos del techo y los muros que la acogían! 


Escultura del Fauno (c.80 a.C.) 

Muchas de las estancias públicas y privadas de la domus eran engalanadas cubriendo los elementos estructurales y muros con capas de yeso y pintándolos. En algunas ocasiones, el pintor imitaba el mármol, en otras representaba motivos geométricos, vegetales  y/o realizaba composiciones de contenido más complejo y sofisticado.

Entre las ornamentaciones más sugestivas tenemos las del triclinium (comedor) de la Villa de los misterios (s. I a.C.), en Pompeya, con sus muros cubiertos por imágenes interpretadas como parte del ritual de iniciación al culto a Dionisio.


La matrona y la novia, triclinium de la Casa de los misterios 

Acá un video para los que quieran apreciar la riqueza, variedad y exquisita ejecución de los magníficos frescos de  Villa de los misterios:




También los dormitorios (cubicula) podían ser muy ornamentados. Tenemos un ejemplo extraordinario de ello en el cubiculum en la Villa de P. Fannius Synistor (40-30 a.C.) Boscoreale, Campania, en el que podemos observar el tratamiento de los muros, los elementos estructurales y la cubierta interior, en este caso en forma abovedada, aunque también ocurrían los techos interiores artesonados.

Reconstrucción en el Museo Metropolitao de Nueva York


Finalmente, muchos de los pisos (y muros) en la vivienda eran recubiertos con mosaicos que ostentaban la sensibilidad del artista ya sea en articulaciones geométricas u orgánicas, en ocasiones acompañadas por elementos figurativos como es el caso del ejemplo a continuación: 

Panel decorativo con imagen de Dafne (s. II d.C.), panel de mosaico, parte del piso de una casa


En conclusión, se hayan difuminado, o no, los límites entre la obra de arte total y la obra de arte subordinada a la arquitectura, no me cabe la menor duda de que en el contexto actual, en el que pueden no haber límites o todos ellos pueden se difusos, la domus romana representa el prototipo del Gesamtkunstwerk.


Referencias:

Becker, J. (n/d). Roman domestic architecture (domus). Retrieved from Kahn Academy: https://www.khanacademy.org/humanities/ancient-art-civilizations/roman/beginners-guide-rome/a/roman-domestic-architecture-domus
Lorenz, K. (2014). The Casa del Menandro in Pompeii: rhetoric and the topology of Roman wall. Retrieved from University of Nottingham: http://eprints.nottingham.ac.uk/29644/1/KGLorenz_Rhetoric.pdf
Wallace-Hadrill, A. (1988). The Social Structure of the Roman House. Papers of the British School at Rome, 56, 43-97. Retrieved 07 07, 2018, from JSTOR: JOURNAL ARTICLE
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...