domingo, 23 de diciembre de 2018

El Sino Migratorio

Migraciones es el tema del que debimos hablar en Octubre. Marissa ya nos deleitó con una estupenda entrega sobre El Vagón de Tercera Clase(1862), un cuadro magnífico del pintor realista Honoré Daumier (1808-1879). Liz eligió hablar de un personaje muy querido para los niños británicos,  Paddington Bear, who came from darkest Peru.Yo, un poco tarde, he escogido un artista en particular para convocar lo que para mí significa migrar. 

Por distintas razones el tema de la migración es uno que nos afecta directamente. En algún momento de nuestras vidas las cuatro hemos migrado y luego tomado decisiones trascendentes respecto a qué hacer después. En mi caso yo partí a Nueva York y a Londres a estudiar y estuve ahí largos años. La decisión de volver fue trascendente pues podría haber elegido no hacerlo y quedarme en Nueva York, pero mi vida hubiera sido otra y no tendría las hijas maravillosas que tengo. 

Cuando surgió el tema, lo primero que vino a mi mente fue hablar de uno de los artistas más polémicos y talentosos que ha tenido la historia, Michelangelo da Merisi da Caravaggio (1571-1610). Originario de la Lombardía, toma como nombre artístico el de su lugar de nacimiento. 
Elogiado por su talento  y facilidad para pintar, desde que llega a Roma, su temperamento violento e irascible le ocasiona muchos problemas con la justicia. Su contemporáneo , el pintor y biógrafo Giovanni Baglioni (1566-1643) lo llama fantástico e bestiale. En una época en la que la iglesia  busca captar nuevamente a los fieles que han seguido la reforma de Lutero, a través de la Contrarreforma Católica, Caravaggio, convoca de manera insólita y única ese mensaje de propaganda de fe que la iglesia necesita. 

Su manera de decir la verdad y luego de buscar la redención quedan gráficamente expresadas fundamentalmente en dos cuadros: La Incredulidad de Santo Tomás (1601-1602), pintado en el apogeo de su éxito en Roma, y David Con la Cabeza de Goliat, (1610) pintado el mismo año de su prematura muerte a los treintaiocho años.  En 1606, en una reyerta callejera Caravaggio mata a un hombre y tiene que salir huyendo de Roma. Su talento hará que lo reciban nobles y familias poderosas, en Nápoles, Malta, Sicilia, pero su único anhelo a lo largo de esos cuatro años es regresar a Roma. 


La Incredulidad de Santo Tomás (1601-1602)
Óleo sobre Lienzo
Sanssouci, Postdam
107 cms x 146 cms.


David Con la Cabeza de Goliat. (1610)
Oleo sobre Lienzo
Galleria Borghese, Roma
125 cms. x 101 cms. 


Se siente un exiliado. Caravaggio se autorretrata como Goliat, no como el vencedor sino como el que ha perdido y de alguna manera a través de ese rol de ser el de la cabeza degollada, busca pedir perdón de la única manera como ha sabido hacerlo siempre: pintando. 
Caravaggio migra en busca de fortuna a Roma y luego huye de ahí porque hay un precio sobre su cabeza. Y ese migrar sin querer hacerlo, obligado por las circunstancias, es el que lo convierte en  lo que es, un pintor con un talento insospechado, que nunca hace un boceto y que si bien busca salir de su pueblo natal en la Lombardía, para luego ir a hacer un aprendizaje en Milán, al llegar a Roma, la ciudad donde podría conseguir encargos importantes y cambiar de vida, se ve obligado a huir de ahí ante la pena de muerte que lo persigue. 

Ese migrar por la necesidad, que se ha convertido en un tema que nos afecta particularmente,
y que es un lugar común en el mundo actual: venezolanos que escapan de Venezuela porque no tienen que comer, sirios que huyen en condiciones terribles para aspirar a una vida mejor, me lleva a hablar del tema de fondo de esta entrega, el pintor ruso y judío, Marc Chagall (1887-1985). 
Nacido en el pueblo de Vitebsk, hoy Belorusia, de una familia judía de Hasidik, para la que la representación de  imágenes está prohibida, tiene que vencer muchas barreras para ser pintor.  Su padre trabajaba en un depósito de arenques, tema que al igual que muchos otros recuerdos de su pueblo natal lo marcará para siempre.  Chagall migra a San Petesburgo para estudiar pintura en condiciones económicas muy frugales. Gracias al apoyo de un admirador suyo miembro de la DUMA Estatal en la Rusia zarista, logra migrar a París donde atraviesa también la miseria. No sería hasta 1914 en que obtendría reconocimiento con una exposición suya en Berlín.  Su regreso a Rusia debido a la Primera Guerra Mundial es duro y difícil, su pintura realista, evocando memorias de su infancia es rechazada por los artistas como Kazimir Malevich (1879-1935) que buscan el camino de la abstracción. En estas circunstancias difíciles  se da  la revolución bolchevique en 1917 que eventualmente también lo obligará a dejar su Rusia natal.

Chagall vuelve a migrar, esta vez  a Berlín con su esposa Bella Ronsenfeld, también de su pueblo, para luego instalarse en París en los años 20. Durante la Segunda Guerra Mundial las circunstancias lo obligan a huir de la Gestapo. Alfred H. Barr, director del MOMA, lo ayuda a  conseguir asilo político y llega a Nueva York en 1941 huyendo de la persecución Nazi. Nunca se siente a gusto en la ciudad. Ha elegido París como su nueva casa, ha aprendido francés y anhela volver, pero la guerra lo retiene en EE. UU. Ese caso aislado de Chagall, no es más un ejemplo de las pocas  personas que tuvieron la fortuna de poder  escapar de la persecución Nazi. A muchos millones les tocó un destino más duro y fueron muy pocos los sobrevivientes de los terribles campos de concentración creados por Hitler.

La historia se repite y la gente hoy huye por hambre, por violencia, por falta de oportunidades. 
Chagall deja un mensaje muy claro en toda su pintura. 
La vaca, que aparece recurrentemente, le da seguridad al pueblo.
El gallo representa la fertilidad y muchas veces aparece frente a los novios.
El violinista juega un rol vital en  Vitebsk. El violín se toca en los momentos trascendentes de la vida: cuando se nace, en los Bar Mitzvah, en las bodas y en la muerte.
Los arenques evocan a su padre y la labor que hacía.
El candelabro de 9 velas es la celebración de la fiesta judía de Hanukkah  y así seguirá pintando  muchísimos otros recuerdos de su pueblo  y su religión. 


La Mariée (1950)
Gouache, Pastel.
Colección Privada. Japón.
68 cms x 58 cms.



Yo y el  Pueblo (1911).
Oleo sobre Lienzo.
MOMA, Nueva York.
1.92 mts x 1.51 mts. 

La migración, entonces, no es siempre  un acto voluntario sino uno de necesidad, como en el caso de Chagall y de miles de otros judíos que lograron escapar de la implacable y vergonzosa persecución Nazi. Hoy día es una búsqueda de una vida mejor y de oportunidades que se han perdido. El cantautor catalán Joan Manuel Serrat lo convoca muy bien en su canción Mediterráneo, compuesta en 1971 y reinterpretada por él y un grupo de artistas catalanes en el 2016 a modo de protesta por el trato a los refugiados sirios que llegan a Grecia y otros lugares con la esperanza de una vida mejor.

Ojalá esta se dé para todos aquellos que se ven forzados a huir y elegir una nueva patria. La pintura de Chagall es un claro ejemplo de un sobreviviente que nunca deja de padecer nostalgia por la vida que dejó atrás y por los recuerdos que lo marcan para siempre. La idea que subyace es la necesidad del hombre de encontrar un sentido de pertenencia, de arraigo, en algún lugar.


REFERENCIAS
FRAZIER, Nancy. The Penguin Concise Dictionary of Art History. New York: Penguin Books, 2001.

GRAHAM-DIXON, Andrew. Caravaggio: A Life Sacred and Profane. New York: W.W. Norton & Company.

HUGHES, Robert. Nothing if Not Critical. New York: Penguin Books, 1990.








jueves, 13 de diciembre de 2018

¿Migrar o no migrar?

El tema de octubre era Migraciones. En la altura no lo tenía muy claro, no encontraba aquello que quería expresar. Marissa nos contó su experiencia y nos deleitó con El Vagón de Tercera, de Daumier.

Finalmente, un poco tarde la verdad, encontré exactamente lo que buscaba. Buscaba otra cosa, pues habíamos quedado en algo diferente para diciembre, pero ya que lo encontré, vamos a esto.

He escogido un grafiti erróneamente atribuido a Banksy, pero de todas formas adecuado al tema: Paddington Bear - Migration is Not a Crime, por Flo Lipin.


Flo Lipin, Paddington Bear - Migration is Not a Crime.  2004 (Aprox.)

El grafiti está hecho con un stencil con una imagen de Paddington y una frase tremendamente sencilla pero potente. Paddington es un osito adorado de los ingleses, es en su creación, un oso que llega desde la selva del Perú enviado por su abuela osa, para que tenga una mejor vida en Londres. No sabe mucho de las costumbres del lugar pero es proactivo y se esfuerza por ayudar a quien le abre sus puertas. Todo lo que lleva consigo es un casacón y una maleta con miel y recuerdos. No es un crimen querer algo mejor, buscar oportunidades lejos de casa. Que sea un grafiti, lo hace más potente todavía, pues como arte de la calle, le pertenece a todos, y sobre todo, a todos los que migran.

La situación actual en el Perú, con muchos inmigrantes llegando por diferentes motivos, me hace pensar mucho en la frase que acompaña al inocente Paddington. Adecuarse a una cultura diferente, a comidas diferentes, a personas diferentes; y al mismo tiempo, buscar como sobrevivir, no es fácil. Estás lejos de los tuyos, de tus cosas, de lo que conoces. Sea que se viaje por estudios, por amor, por huir de una guerra, por huir de una crisis económica, porque tu vida peligra, siempre requerirá que se hagan sacrificios.

También sé lo difícil que es ser inmigrante. Como bien lo dijo Marissa, la legalidad o la seguridad económica, lo hacen un poco más llevadero, pero nunca fácil. En mi caso, decidí irme a estudiar fuera del Perú después de graduarme, en vista de las pocas posibilidades que veía para mí. Gracias al destino (y al trabajo de mis padres), el dinero no era problema en ese momento. Partí para la bella Barcelona sin conocer a nadie allá, sin haber vivido nunca fuera de mi casa y mucho menos sola. Me recibieron parientes lejanos con los que no compartí mucho y que no hicieron mis primeros días más fáciles o más felices. Fueron más bien los amigos rápidamente hechos en el curso, los que me ayudaron y me hicieron sentir en casa. Nos unía el hecho de ser todos extranjeros en esta ciudad. Sabían por lo que yo estaba pasando; ya o habían pasado ellos. Luego, cuando conocí a mi esposo, me mudé de nuevo, Portugal, su país, y a pesar de ir con él, tampoco fue fácil. Pasaron muchos años para que me dejara de sentir extranjera, para que me dejaran de tratar como extranjera. En algún momento, mi esposo y yo nos planteamos una nueva migración... ¿Londres? ¿Delft? Finalmente nos mudamos al Perú, con mi esposo y mis hijos, y me sentí tan fuera de lugar durante un tiempo. Los años fuera te dan un perspectiva diferente. Muchos no tienen las seguridades que yo tuve.

En esa perspectiva, sintamos empatía y seamos solidarios siempre que sea posible.



Referencias
Bolar, Ashwin. They Took Our Marmalade: A Crime of Parody. In: https://shop.thtc.co.uk/blogs/news/they-took-our-marmalade-a-crime-of-parody
Houston, Bill. Migration is not a Crime. In: http://thewilddetectives.com/bill/articles/community/migration-is-not-a-crime/
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