martes, 29 de mayo de 2018

Destellos animados

Escribo esta vez, después de mucho tiempo. De enero hasta ahora, mi vida ha pasado por tantas cosas inesperadas, que mis pensamientos estaban en otras situaciones y mi tiempo para escribir el blog era escaso. Hoy, con un poco de paz y tiempo, quiero volver a hablar de cosas que me apasionan y me hacen feliz.

Tal como Cris desde la arquitectura, y como Marissa y Lili desde la pintura, también voy a hablar de la LUZ. Quería hablar de la luz en el cine, pero no me decidía por alguna película en especial. Podría haber escogido Dark City (Alex Proyas, 1998), o Blade Runner (Ridley Scott, 1982), que son geniales y donde la luz versus la sombra (o la oscuridad) es parte integral de las historias. Pero son historias oscuras y las podemos dejar para después.

Entonces decidí que hablaría de la luz en la animación cinematográfica. Hay algo de especial en la forma que la luz es representada en el dibujo y la pintura, pues no es una luz capturada en una foto o en un espacio. Es una luz creada, es una mancha de color que se hace luz, y es así que pasa en la animación, pero con el añadido de que se mueve, cambia, fluctúa, como la luz real.

Desde siempre me han atraído las animaciones de Studio Ghibli, Miyasaki y su equipo han creado grandes historias que sólo con los cambios de luz pueden crear atmósferas especiales con una gran carga emocional. Las imágenes, la animación en sí, nos hace pensar en historias para niños, pero Ghibli no se limita a historias para niños.

De hecho, La Princesa Mononoke (Princess Mononoke), es una historia con personajes que pueden dejar a los niños atemorizados por un tiempo. Pero las escenas más interesantes, que nos muestran a un ser que representa la vida del bosque y que llama Caminante Nocturno, son hermosas por los juegos de luz que se consiguen: destellos, estelas, auras, rayos de luz. Las imágenes de noche donde las estrellas brillan, son las más ricas en estos juegos.

The Night Crawler and the Kodamas, escena de La Princesa Mononoke (1997, Hayao Miyazaki, Studio Ghibli).
También en la película La Tumba de las Luciérnagas (Grave of the Fireflies), la luz cumple una función importantísima en cómo se cuenta la historia. El nombre de la película nos dice mucho, que será triste y que las luciérnagas son parte de la narración. Escena de luciérnagas, La Tumba de las Luciérnagas (1998, Isao Takahata, Studio Ghibli). Podría seguir y seguir, hablando por ejemplo de Calcifer, personaje que es el fuego que mueve el Castillo Andante (Howl's Moving Castle); o de la luz del farol y las gotas de lluvia en la parada de bus de Mi vecino Totoro (My Neighbor Totoro); o tantísimas escenas de El viaje de Shihiro (Spirited Away).

Pero hay una película irlandesa de animación, La Canción del Mar (Song of the Sea), que juega tanto con la luz y con su resplandor, de una forma lúdica y vital. La película de 2014, dirigida por Tomm Moore –que dirigió también la película animada The Book of Kells– cuenta una historia linda de dos hermanos, que incluye la pérdida de una madre, pero también la importancia de la vida, contada a partir de la mitología, de la magia, y de la luz que todo ello representa.


En el video de presentación, podemos ver como se mueven las sombras en el vestido de la madre al hablar con el niño, intuimos de donde viene la luz y como se refleja en el tejido. Podemos ver lo impresionante que es la luz del faro y como la escena cambia de la noche al día. Incluso la luz de las velas en el pastel de cumpleaños, a pesar de ser pequeñas y en una escena más iluminada, son importantes, se mueven. Que maravillosa es la luz que emana del abrigo que encuentra la niña, que ha venido siguiendo los brillos y la música. Y toda la magia del mito y de esa luz, hacen la historia aún más especial.

Encuentro algo muy especial en las luces de las animaciones, sobre todo de las animaciones más "tradicionales". Aquellas en donde todavía se aspira al dibujo y no a la realidad virtual.

No les voy a contar todas la historias, para que la curiosidad los haga buscar las películas y verlas. No hay límite de edad para disfrutar de una buena historia llena de luz. Ojalá.

Como ya se dieron cuenta, no es un post muy largo, y lleva mucho sentimiento, pero quería escribir sobre la luz desde una perspectiva feliz, y con un tema –el cine animado– que compartíamos en familia, con Zé y nuestros hijos, con él que adoraba el resultado de la luz versus la sombra.



lunes, 21 de mayo de 2018

Caravaggio y Rembrandt como los grandes maestros de la luz en el Barrroco,

El tema de este mes es la luz. Ya Cristina y Marissa nos han hecho dos excelentes reflexiones acerca de las maneras cómo ésta es determinante en la obra de Le Corbusier y en la de Van Gogh.

Desde que elegimos el tema han pasado muchos artistas por mi mente. Desde luego el primero de todos,  es ese genio a quien sus contemporáneos admiraban, a pesar suyo, por su talento, pero temían por su temperamento: Michelangelo da Merisi da Caravaggio (1571-1510).

En una época de profundas perturbaciones políticas en que la iglesia debía convencer a sus fieles de volver a acercarse al catolicismo y no seguir a la Reforma de la misma que el sacerdote augustino y teólogo alemán  Martín Lutero (1486-1543) ha planteado en las noventaicinco tesis que pega  en la puerta de la iglesia  de Wittenberg el 31 de Octubre  1517. Caravaggio, con su manera de decir la verdad y con su manejo sobrecogedor del chiaroscuro es el artista barroco que mejor convoca el espíritu de la Contrarreforma con la que la Iglesia Católica responde a Lutero.

La Incredulidad de Santo Tomás
Oleo sobre lienzo.
(107cms x 146cms.)
1602
Palacio de Sanssouci, Postdam, Alemania.

Caravaggio de una manera única y personal, trabajando sin bocetos, directamente del natural y bajo esa luce di bottega, la luz del taller, haciendo posar a sus modelos hasta que ésta se extinguiera, convoca a través de su chiaroscuro y su manejo asombroso de ese contraste entre luz y sombra, la verdad. Caravaggio no idealiza, sus modelos son gente de pueblo, del entorno en el que él, como pandillero de la época, se mueve: prostitutas, proxenetas, jóvenes de la calle que trabajan cargando bultos en el mercado. Para él Santo Tomás es un pescador con la túnica rota, un pecador que no cree y por eso tiene que meter el dedo en la llaga de Cristo. Y la luz está presente precisamente ahí, iluminando la herida y su duda.

Su vida transcurre a salto de mata, su violencia lo lleva a asesinar a un hombre y tener que huir de Roma,  la ciudad donde el Barroco está en su más alto esplendor y que lo  había acogido  de  su lugar natal:  la Lombardía. Nunca llega  a volver a Roma  y durante los cuatro años que se pasa realizando comisiones en Nápoles, Sicilia, Malta, su pintura acentúa cada vez más esa soledad interna que se deja ver a través de eso que la crítica llamaría Tenebrismo, una pintura en la que el manejo de la luz, que se va haciendo cada vez más oscura, refleja  la angustia de este genio torturado que muere en circunstancias poco claras, tan miserablemente como había vivido toda su vida, a pesar de su talento innegable y sus comisiones de cardenales y comitentes poderosos.

Entre otros encargos, consigue una de sus comisiones más importantes hecha para los Caballeros de la Orden de Malta: La Decapitación de San Juan Bautista.

Es el único cuadro firmado por Caravaggio. Acaba de ser nombrado Caballero, honor que perderá rápidamente por su violencia, y firma morbosamente  bajo la cabeza decapitada de San Juan Bautista, con la sangre de la víctima .La luz de Caravaggio en este caso acentuando la presencia del verdugo, es dramática. Caravaggio es teatral y consigue en pintura lo que Bernini en esucultura, trasladar al espectador al lugar y vivir la escena, que, además, Caravaggio recrea en el aquí  y el ahora,  en la Roma del siglo XVII.

Caravaggio ha cometido un crimen y para él   la única manera de expiar su culpa y conseguir la redención es pintando. Sus pinturas de los cuatro años en los que está lejos de Roma y ansioso por regresar son mucho más oscuras y trágicas. La luz disminuye y la pintura se oscurece a medida que el final de su vida se aproxima.

https://www.artbible.info/art/large/35.html
La Decapitación de San Juan Bautista
Oleo sobre lienzo  (361 × 520 cm)
1607-1608 Museo de San Juan, La Valletta.


Para mí, la definición más poderosa del Barroco es la de la coexistencia de contrarios. En ese sentido el binomio Don Quijote-Sancho, condensa esta idea de la manera más convincente. Si Don Quijote es alto, Sancho es bajo. Si Don Quijote es delgado, Sancho es gordo. Si Don Quijote es espiritual, Sancho es pragmático. Si Don Quijote es soñador, Sancho es materialista. Mientras van transcurriendo las páginas el lector descubre poco a poco como estos dos personajes, aparentemente tan antitéticos, han pasado por esa transformación en la que uno va adquiriendo cualidades del otro, que acertadamente, Salvador de Madariaga ha llamado la Quijotización y la Sanchificación.

Si retomamos esa idea para hablar de otro de los grandes artistas de la humanidad,  cuya propia vida refleja esa contraposición de contrarios a la que aludo, sin duda éste sería el maestro Rembrandt Harmenszoon van Rijn  (1606-1669). Un hombre que nunca conoció, en una era de descubrimientos y viajes interoceánicos, más que su ciudad natal Leiden, y Ámsterdam donde pasó la mayor parte de su vida.

Con la Paz de Westfalia en 1648, Holanda sella definitivamente su independencia respecto de Flandes y de la corona española y se reafirma en el calvinismo mientras Flandes permanece siendo católico. Este hecho afecta directamente a la pintura pues surge, en lo que se conoce como Países Bajos una pintura diferente, ante la ausencia de corte. Retratos, retratos colectivos, escenas de géneros, paisajes, marinas, bodegones, escenas de interiores. Rembrandt, con una producción asombrosa destaca en cada uno de estos géneros de pintura, además de tener una abundante producción de temas religiosos y mitológicos. Sin embargo, lo más sorprendente a lo largo de su carrera es su manejo de la luz.

El chiaroscuro de Rembrandt no es teatral y dramático como el de Caravaggio. Es más bien íntimo y refleja el interior del ser humano. En el retrato de Jack Rijcksen y su esposa, Rembrand logra captar la intimidad del momento. Ambos ya no son jóvenes, él tiene un oficio importante en una Holanda que conquista y necesita barcos para hacerlo. Ella no quiere distraerlo y deja un mensaje sin despegarse de la manija puerta. La luz se concentra en los personajes, su vestimenta refleja su clase social y sutilmente su poder económico.

Rembrandt es el pintor de moda en el Amsterdam de aquel entonces. Se ha casado con la hija de un marchante adinerado,  Saskia van Uylenburgh que aporta una dote importante al matrimonio. En el momento en que pinta este cuadro está en el esplendor de su éxito. Es el mejor retratista de Amsterdam y todo aquel con poder adquisitivo quiere verse representado por el pintor de moda.


El Constructor de Barcos Jan Rijcksen y su esposa Griet Jans Rijcksen, 1633.
Oleo sobre lienzo
113.8cms x 1.69.8cms
Royal Collection Trust

Diez años más tarde, a la muerte de Saskia, con una salud quebrantada que solo le ha permitido dar a luz a un hijo, Tito, Rembrandt ha dejado de ser el artista más cotizado de la ciudad. Es alguien que no claudica, que no está dispuesto a hacer concesiones con su pintura y mucho menos con su dominio de la luz. Lo ha perdido todo, se ha declarado en bancarrota y casi no tiene a quien pintar.

La Novia Judía, como se conoce al siguiente cuadro aunque se especula que podría también tratarse de su hijo Tito y su esposa, refleja precisamente esa intimidad propia y única de Rembrandt. Una vez más, lo trascendente del cuadro es el manejo de la luz. Rembrandt retrata el alma como nadie la ha convocado en pintura. La luz se centra en la unión de la manos, que también refleja el vínculo de amor de la pareja. Rembrandt desnuda a sus personajes para darnos a conocer su intimidad y ese es su mejor logro en el manejo de la luz.

La Novia Judía, 1665
Oleo sobre lienzo
(1.21cms x 1.66,5 cms)
Rijksmuseum, Amsterdam

Ningún otro artista en la historia de la pintura, ni siquiera Van Gogh (1853-1890) se ha autorretratado tantas veces en la historia. En todos sus autorretratos, Rembrandt refleja el paso de los acontecimientos en su vida. Se le puede ver seguro, listo para enfrentar los retos que la vida le depara o ya con el peso de los años en su rostro. Sin embargo, nunca derrotado. En su último autorretrato lo ha perdido todo, a Saskia, a Hendrickje Stoffels (1626- 1663), su amante incondicional que quiere a Tito como a un hijo, y con la que no se puede casar porque perdería el derecho a los bienes de Saskia que Tito debe heredar. Esa situación hace que la puritana sociedad calvinista holandesa lo censure y poco a poco deje de darle comisiones.

Cuando embargan su casa, el único bien que quiere conservar es  el espejo que le sirve  para autorretratarse, pero si hay algo que le queda es la dignidad y el pincel, y, por supuesto, el talento.  Y, como sostiene John Berger, ya el espejo no le hace falta porque lo que está retratando a través de su manejo de la luz, es el alma.


https://www.ibiblio.org/wm/paint/auth/rembrandt/self/
Autorretrato a la Edad de treintaicuatro años.
Oleo sobre tela.
102 cms x 60cms.
National Gallery, Londres.


https://www.ibiblio.org/wm/paint/auth/rembrandt/self/
Autorretrato
Oleo sobre lienzo
86cms x 70.5cms
National Gallery London

Si Caravaggio es un artista dramático y angustiado, y Rembrandt intimista, su manejo de la luz es lo que les permite conseguir lo que quieren convocar, cada uno a su manera, y los convierte en los mejores exponentes del chiaroscuro, típico de la era Barroca en la cual ambos desarrollan su obra.

Referencias
Berger, John
2003     The Shape of a Pocket. Nueva York. Vintage International

De Madariaga, Salvador
1978       Guía del Lector del Quijote. Madrid. Espasa-Calpe.

Graham-Dixon, Andrew
2012. Caravaggio. A Life Sacred and Profane. Nueva York. W.W. Norton & Company
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