lunes, 6 de noviembre de 2017

Mujeres que dejaron huella


Como cada vez, con el nuevo mes estrenamos un nuevo tema; este mes de noviembre nuestro tema es mujeres que marcaron nuestras vidas; eso, ‘mujeres que dejaron huella’. El tema no es casual; de hecho, siendo noviembre, quizás debiéramos escribir sobre el movimiento Movember y enfocar en la salud mental y física los hombres y el esfuerzo actual para prevenir muertes tempranas en la población masculina. Sin embargo, como la mayoría de nuestros seguidores saben, Lila Yábar de Szyszlo, madre de nuestra querida Lili, falleció hace tres semanas y nosotras, Cristina, Liz y yo, pensamos que Bocadillos de arte podía ser la vena para que Lili escriba sobre su mamá. Lo consultamos con ella y le pareció una linda idea. Así es que, aquí estamos, listas para contarles sobre las mujeres que marcaron nuestras vidas.

A mi historia, entonces.

Los que me conocen saben que soy un firme creyente en la hermandad femenina, saben, también, que soy una acérrima e irrestricta feminista, me imagino que esto se debe a que las personas que más me han marcado, en forma positiva, son mujeres. He vivido rodeada de ellas: en mi familia hay más mujeres que hombres, tengo grandes amigas a quienes me unen profundos lazos emocionales y a quienes considero mi familia escogida. Claro que hay hombres en mi vida y los amo profundamente pero ya saben: “los hombres son de Marte y las mujeres somos de Venus”. Sí, somos diferentes y vive la différence!

En mi caso, entre todas las admirables mujeres con las que tengo y tenido una relación especial, la que tiene el sitial más importante es mi abuela materna, Uvelina Galindo de Nieri (Palpa,1898 – Lima, 1978). Uvelina fue la columna vertebral de mi niñez y mi norte hasta hoy.

Vuillard, Mme Vuillard cociendo (1920), óleo /carton, 33.7 cm. x 35.8 cm., National Museum of Western Art
Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:%C3%89douard_Vuillard_-_Madame_Vuillard_Sewing_-_Google_Art_Project.jpg (Consulta: 5/11/2017)


Una mujer fuerte e independiente que parecía haber nacido antes de su tiempo. No era particularmente cariñosa pero era admirablemente generosa y dedicada a su familia. Hablaba claro y sin “dorar la píldora” a nadie, era recia Uvelina y no tenía paciencia para tontos o tonterías. Mujer de soluciones, no de problemas. Vivió y sufrió lo suyo y, a lo largo de su vida, se mantuvo segura de sí misma, calmada, digna, ponderada y muy sabia.

Por alguna razón, la pintura Édouard Vuillard con frecuencia me hace pensar en mi abuela.

Vuillard fue parte del grupo de la nueva hermandad de simbolistas compuesta por pintores franceses, activos a fines del siglo XIX. Ellos adoptaron el nombre Nabis, que significa profeta en hebreo. Los nabis buscaron de ceñirse a las ideas Paul Gauguin, que conocerían a través de Sérusier, de rechazar la representación naturalista, de aplicar el color puro en áreas planas, es decir sin modelación alguna. 

Vuillard, junto a Pierre Bonnard, es uno de los más destacados representantes de la pintura nabis. También con Bonnard, Vuillard revierte rápidamente a un estilo modificado que se conoce con el nombre de Intimisme. Esta pintura intimista de Vuillard es la que me recuerda a mi abuela. La comunicación de espacios familiares, íntimos, ocupados por personajes femeninos que revelan estados de ánimo y lazos emocionales me llevan a las tardes pasadas con mi Uvelina, ya se conversando, leyéndole, escribiendo sus cartas o realizando labores domésticas, para las que yo nací negada, y, en ocasiones, hasta enojadas por algún desacuerdo.


Por ahi les dejé un par de muestras:

Vuillard, Mujer con vestido a rayas (1895), óleo/lienzo, 66 cm x 59 cm, National Gallery of Art.
Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Edouard_Vuillard_-_Woman_in_a_Striped_Dress_-_Google_Art_Project.jpg (Consulta: 5/11/2017)

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