viernes, 11 de agosto de 2017

Il dolce far niente

Este mes celebramos las vacaciones, nuestra pausa entre dos ciclos académicos, y el ferragosto.[1]

Cuando pienso en hacer nada, en tirarme al sol, absorber sus maravillosos rayos y dejar que me envuelvan olvidando cualquier presión de trabajo o preocupación, pienso en Matisse. Para mí, Matisse y su Bonheur de vivre representan il dolce far niente.

Matisse, Bonheur de vivre (1905-1906) óleo sobre lienzo (176.5 cm × 240.7 cm) The Barnes Foundation, Philadelphia. Recuperado de: https://en.wikipedia.org/wiki/Le_bonheur_de_vivre (Agosto 11, 2017)


Indudablemente, junto con Picasso, Henri Matisse (1869 – 1954) es unos de los artistas plásticos de mayor influencia en la pintura moderna del siglo XX. Matisse no es un artista prodigio en su juventud, no; como dice la canción, Matisse arriba a la madurez artística despacito. Es solamente con la llegada de la nueva centuria, cuando Henri Matisse tiene ya más de treinta años de edad, que el artista comienza a explorar las posibilidades de composición, diseño y color y se deja seducir por la búsqueda de una síntesis más directa, y, por tanto, provocadora y moderna.

Las influencias en el desarrollo de Matisse son innegables y variadas. Para mencionar algunas, el delineado evidente de sus figuras evoca el dibujo de Ingres; de Delacroix adopta ese osado uso de color llevándolo a una máxima expresión. Cézanne y Seurat, lo empujan a buscar y nutrir al pintor moderno dentro de sí. A través de Van Gogh, Matisse aprehende el postimpresionismo y su propio impetu expresivo. Es la influencia de Seignac y Cross y el aire de Saint Tropez los que estimulan su descubriendo de las posibilidades del colour sin modulación, en el verano de 1904.

Naturalemente, Matisse asimila sus fuentes y las convierte en una aventura estética muy propia, El maestro reorganiza las formas dejando en el pasado la tradición clásica nutriéndose de dos tradiciones: el Neoclásico basado en el dibujo, a lo Ingres y el Impresionismo y la distorsión de la forma, a lo Cézanne.

En Bonheur de vivre - pintura que  marca el epítome del periodo fauvista en la obra de Henri Matisse - tenemos una voluptuosidad desprovista de intensidad. Este tema bucólico, que podría remontarse al periodo bíblico o al clasismo griego, tiene poco en común con un paisaje de Giorgione o una bacanal de Tiziano: Matisse reduce drásticamente sus formas a través de la línea y el color y demuestra total indiferencia por la perspectiva y modelación de las formas a través del uso de luz y sombra. Para llegar a esto, el artista debe haber trabajado arduamente; el resultado, sin embargo, es una composición caracterizada por su sprezzatura. Todo es fácil en Joie de vivre: el tema es accesible y la composición es diáfana.  No hay mayor esfuerzo o complicaciones en su ejecución, como tampoco la hay en la vida de sus personajes que disfrutan plácidamente del dolce far niente.

Marissa Consiglieri




[1] “Ferragosto es un feriado italiano y sanmarinense celebrado el 15 de Agosto; la fiesta coincide con la celebración católica de la Asunción de María. Por metonimia, refiere también a las vacaciones de verano alrededor de mediados de Agosto, puede ser un fin de semana largo o todo el mes.” (Jonathan Boardman, Rome: A Cultural and Literary Companion, p. 219, in Wikipedia: https://en.wikipedia.org/wiki/Ferragosto [Consulta: 3 de Agosto de 2017]) Simplemente, en el mes de agosto, hay muchas ciudades italianas en las que los comercios cierran todo el mes; buena suerte a los turistas😊

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