lunes, 18 de septiembre de 2017

El maestro y la luz

Georges de la Tour tiene una producción variada, en temas y técnicas. No disfruto el color plano de obras como "La trampa del as de espadas" (ca. 1620), o las miradas artificiales en caras que parecen modeladas en cera de "Los jugadores de dados" (1651) o "Cristo recién nacido" (1645-48).

Pero en "José, el Carpintero" (ca. 1645), De la Tour se convierte en el maestro de la luz, al tomar como tema a un maestro, José, enseñando el oficio a un pequeño Jesús que ilumina la acción con una bujía.

En clase no le presté atención. Descubrí este cuadro un tiempo después, caminando a toda velocidad por el Louvre, en busca de la Victoria de Samotracia o alguna otra pieza emblemática. Y de pronto la luz de "José..." me llamó.

Georges de la Tour - San José Carpintero
Louvre
(upload.wikimedia.org)

Este cuadro, junto con "Cristo recién nacido" y muchos otros pertenece a un conjunto de obras tenebristas del pintor. El juego exagerado de la luz logra claroscuros artificiales, acentúa la acción y, en muchos casos - he aquí mi crítica - da a las figuras un aire irreal. En este cuadro eso parece suceder con el rostro del pequeño Jesús.

Pero esa irrealidad se compensa con creces en la iluminación de la frente de José, los brazos en tensión, la ropa, la luz a través de la mano extendida del niño. Y, como centro de la composición, el oficio, el acto de hacer, pero también el acto de mostrar.

Me gusta pensar que en la distribución de la luz hay una metáfora del maestro como aquella figura que echa luz sobre las cosas. Ilustra. Ilumina. Y es también bonita la lectura del oficio como algo cotidiano, lleno de texturas - la viruta, las herramientas, las astillas - que se hacen casi poéticas a la luz de la acción.

En una muy, muy, muy libre asociación de ideas, este cuadro me hace acordar a otro carpintero y a otros maestros. Ya no se trata de una gran obra de arte de un maestro ilustre en uno de los grandes museos del mundo. Se trata de un comercial de televisión de 1985.


Puede que sea irreverencia juntar dos cosas tan distintas en un mismo escrito. De todos modos, creo que el hilo conductor está ahí.

Ambos ejemplos muestran la cotidianeidad de enseñar, la magia del oficio, y la luz que cae sobre la acción, la motivación en el aprendiz.

Desde mi rol de maestra, es esto a lo que aspiro.

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